lunes, 17 de mayo de 2010

Elogio de una traición

Max Brod podría haber pasado a la historia como un simple escritor, periodista o compositor chescolovaco pero el destino lo hizo cruzar en la universidad con quien fuera uno de los más brillantes escritores del mundo: Franz Kafka. Claro que no ha sido cualquier amigo sino aquel al que el propio Franz le pidió que destruyera toda su obra que estaba en manuscrito después de muerto. Kafka sólo había editado en vida algunas obras cortas.

Max, afortunadamente para la humanidad traiciona a su amigo y publica todo lo que estaba en sus manos bajo su supervisación y corrección. Es decir, los amantes de las letras le debemos a Max, pero sobre todo a una traición la mayoría de la obra kafkiana, lo cual nos hace replantearnos muchas cosas.

Una de ellas ed si el axioma maquiavélico de "el fin justifica los medios" se podría aplicar a esta historia sin que apoarezcan moralistas a decir que una traición es siempre una traición, importa demasiado que max no haya respetado la última voluntad de su mejor amigo, cuando en realidad lo que buscaba era que la humanidad sepa el genio que se ocultaba en aquel pequeño y tuberculoso praguense. Y también, seguro, estaría ligada su profunda admiración.

Sea como sea, GQTVA ama al traidor Max, porque si solo por esta vez un engaño sirvió para disfrutar de la mejor literatura bienvenido sea y por ahí también nos estaremos acordando de el poeta cubano quien dijo: "hasta donde debemos aplicar las verdades."

Gracias Max, gracias Franz

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